Breves reflexiones sobre cómo un artista audaz creó un discurso contemporáneo a partir de una imagen del siglo XVII

Ingrid Suckaer | Publicado en el catálogo Estucos, Casa Lamm, México | 2012

Demián Flores Cortés (Juchitán, Oaxaca, 1971) es un artista y promotor cultural altamente prolífico. En este texto hablaré de su última producción, Estucos1, realizada a finales de 2011. Las obras de Flores Cortés, cuidadas con gran pulcritud en su proceso formal, siempre han llamado mi atención por una cualidad: en éstas prevalece un sano distanciamiento emocional de los temas que plantea y que, por lo regular, se relacionan con la vasta cultura de Oaxaca, su tierra natal. Pese al apego entrañable que Demián guarda por ésta, la perseverante exploración temática que realiza sobre dicha región a través de sus piezas, se encuentra desprovista de la condescendencia de ciertas estéticas contemporáneas, que muy poco contribuyen a crear un lenguaje relacional basado en la historia de un territorio determinado, al carecer de una eficaz construcción conceptual.

Estucos es una serie que comprende veinte obras realizadas en diferentes formatos donde se mezcla tanto la tradición europea como la amerindia. Del lado europeo aparece la imagen de la Virgen de la Soledad, patrona de Oaxaca. La figura llegó de España alrededor de 1620 y su destino final, se dice, era Guatemala. No obstante, cuenta la leyenda que a raíz de un extraño suceso que ocurrió con la escultura en la ciudad de Oaxaca y a que nadie la reclamó, se decidió construirle un santuario para rendirle culto, la Basílica de Nuestra Señora de la Soledad, consagrada en 1690. Del lado del mundo amerindio, los elementos que destacan en Estucos son la ausencia de profundidad, el color uniforme del fondo, la figuración de los personajes y el cromatismo. La representación de la Virgen de la Soledad “como analogía de la realidad social de Oaxaca”, según interpretación del autor, en combinación con los detalles de las figuras masculinas, que se doblan bajo el peso excesivo de su carga, bailan danzas prehispánicas o devienen en modernos prometeos (reverencia velada

al “Hombre en llamas” de José Clemente Orozco), más la constante presencia de un largo fémur, los pájaros y otros elementos distribuidos en los cuadros, hacen de

Estucos un conjunto con gran carácter polisémico.

Los episodios descriptos en Estucos recuerdan que en su momento la cultura europea fue indianizada por los tlacuilos (pintores y, a la vez, eruditos en lengua náhuatl) y cómo el resultado de este proceso se reflejó en los frescos de las iglesias de la Nueva España. En ese sentido, resulta llamativa la alusión a la imagen de la Virgen María (símbolo inseparable de la tradición católica) en la obra de Flores Cortés ya que, como él mismo expresa, ubica la figura en sus cuadros: “Como elemento central, por la forma geométrica de la imagen de la Virgen de la Soledad; por su parte poética, pero también porque es un elemento visual que contribuyó

a cimentar una identidad: la oaxaqueña.” En este contexto, cabe considerar que el arte, la religión y la espiritualidad se tocan constantemente, pero poco se habla de ello en el momento actual. Tal vez esto se deba a la crisis cultural por la que atraviesan las religiones (en particular la católica) y a la variación que también parecen experimentar los referentes espirituales. Así como sucedió en la Colonia, periodo en que el universo formal de la época permitía realizar intercambios entre los mundos amerindio y europeo, lo que muestra cómo se producen los intercambios de tradiciones artísticas, Flores Cortés permite apreciar por medio delas obras de Estucos su gran capacidad para atravesar las diferentes épocas que constituyen la historia oaxaqueña y, una vez que las ha deconstruido, extrae de ahí los elementos que convertirá en inquietantes obras de arte contemporáneo.

La tensión conceptual alcanzada en todas las escenas, hace que Estucos sea, probablemente, una de las series más complejas y maduras en la producción de Demián Flores Cortés. Con Estucos este artista logró crear una obra de gran

contundencia plástica, la cual requirió de mucha maestría por la exigencia que la técnica demanda. Algo que él debe haber disfrutado, dada su nada convencional inclinación a enfrentarse con los materiales, extrayendo de ellos cosas que antes no existían, así como de apropiarse de imágenes desde fuentes diversas para transformarlas en nuevos arquetipos culturales.

 

1 La técnica del estuco al fresco empleada por el artista se compone de baba de nopal, cal, arcilla y pigmentos industriales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Publicado en el catálogo Estucos, Casa Lamm, México, 2012.